es extraño cómo a veces nos acostumbramos tanto a echar de menos a alguien (tanto, tanto, alguien, alguien) que lo hacemos continuamente, incluso, cuando está a nuestro lado...
y resulta, igual de extraño, cuando de (tanto) echar tanto de menos a alguien, nos vamos acostumbrando y ya no lo hacemos, nunca, ni siquiera, cuando (no) está a nuestro lado...
el último buche de café
se quedó olvidado en la taza y,
a lo largo de la mañana,
ha ido retrocediendo con la marea diurna,
dejando una playa en el fondo, como una media luna
donde se pueden leer las horas
en las diferentes costillas...
en esto de echar de menos,
me pasa con el café
como con las personas,
me gusta el hecho de tenerlo cerca,
incluso,
cuando no me lo bebo...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Me-encanta-mucho-mucho-mucho...
ResponderEliminar